lunes, 11 de julio de 2011


La pregunta básica: ¿qué es la tecnología?
Todo lo dicho hasta ahora parece hacer necesario que nos replanteemos la tecnología desde lo más básico. Parece necesario volver sobre la primera pregunta (en la mayoría de los casos, hacérnosla por primera vez): ¿qué es la tecnología?, intentando encontrar respuestas más satisfactorias que las mencionadas imágenes reduccionistas y mitificadas. Ello exige conocer esos mitos e imágenes, identificándolos a través de una apropiada casuística. También exige, aunque esto es un paso posterior, dilucidar cuáles son los mecanismos por los que la concepción estándar se transmite en el medio educativo y social, para poder ofrecer alternativas.
La tecnología como factor de desarrollo
Estudiar la tecnología como factor de desarrollo nos lleva a hacernos una nueva pregunta: ¿qué entendemos por desarrollo? Aunque sigue siendo una palabra con múltiples interpretaciones, la aparición de apelativos como “(desarrollo) humano” o “( desarrollo) sostenible” representan todo un pensamiento que ha pretendido la superación de las primeras aproximaciones puramente economicistas al concepto, referido por lo general al estado de los países. Diferentes agentes internacionales de desarrollo han ido enriqueciendo un concepto que, sin dejar de ser ambiguo, nos enfrenta hoy día de manera más clara con la complejidad socioeconómica y humana de la lucha contra la pobreza a escala internacional.
Por lo tanto, desde una ONGD como Ingeniería Sin Fronteras, el estudio del binomio tecnología-desarrollo parte de una idea de desarrollo. El que se pueda tachar por ello de subjetivo este análisis no es preocupante, en la medida en que otros aspectos que estamos mencionando pueden sufrir la misma crítica —que, a diferencia de las posturas más cientifistas, es reconocida. Por otra parte, la falta de respuestas concretas, en los casos en los que sea posible encontrarlas, se debe también en gran medida a la juventud tanto de los estudios CTS como de los estudios sobre desarrollo, y sobre los que, como venimos repitiendo, creemos que es posible establecer muchos puentes.
Desde ya varias décadas atrás, los avances científicos y tecnológicos revolucionan al mundo a una velocidad vertiginosa. Los márgenes del conocimiento se presentan cada vez más distantes de los parámetros culturales del ciudadano común, especialmente entre aquellos pueblos o sectores desfavorecidos.
No obstante, una vez que las bondades de la ciencia y la tecnología llegan a manos de las naciones, éstas asimilan rápidamente sus ventajas y comodidades, paralelamente las naciones sufren de una dependencia cada vez más profunda, así como también de un ensanchamiento mayor entre las diferencias educativas, tecnológicas, económicas y sociales en comparación con los países más industrializados del orbe. No debemos interpretar esta idea como una deificación del conocimiento, sino por el contrario, pretendemos evidenciar en su justa medida el importante papel de la ciencia y la tecnología como factor de desarrollo que, conjuntamente con la economía y la política, bien pudiera catalogarse como factor de soberanía nacional.
En toda la historia de la humanidad, el hombre a procurado garantizar y mejorar su nivel de vida mediante un mejor conocimiento del mundo que le rodea y un dominio más eficaz del mismo, es decir, mediante un desarrollo constante de la ciencia.
Hoy en día, estamos convencidos de que una de las características del momento actual es la conexión indisoluble, la muy estrecha interacción y el acondicionamiento mutuo de la sociedad con la ciencia. La ciencia es uno de los factores esenciales del desarrollo social y está adquiriendo un carácter cada vez más masivo.
Al estudiar los efectos de la ciencia en la sociedad, no se trata solamente de los efectos en la sociedad actual, sino también de los efectos sobre la sociedad futura. En las sociedades tradicionales estaban bien definidas las funciones del individuo, había una armonía entre la naturaleza, la sociedad y el hombre. Ahora bien, la ciencia trajo consigo la desaparición de este marco tradicional, la ruptura del equilibrio entre el hombre y la sociedad y una profunda modificación del ambiente. Aunque no debemos culpar directamente a la ciencia.
Los progresos de la ciencia han sido muy rápidos en los países desarrollados; en cambio, en los países subdesarrollados su adquisición es tan lenta que cada día la diferencia entre dos tipos de países se hace más grande. Dicho retraso contribuye a mantener e incluso a agravar la situación de dependencia de los países subdesarrollados con respecto a los desarrollados.
Como la ciencia ha pasado a formar parte de las fuerzas productivas en mucho mayor medida que nunca, se considera ya que hoy se trata de un agente estratégico del cambio en los planes de desarrollo económico y social.
La ciencia ha llegado al punto de influir sobre la mentalidad de la humanidad. La sociedad de hoy no esta cautiva en las condiciones pasados o en las presentes, sino que se orienta hacia el futuro. La ciencia no es simplemente uno de los varios elementos que componen las fuerzas productivas, sino que ha pasado a ser un factor clave para el desarrollo social, que cala cada vez más a fondo en los diversos sectores de la vida.
La Tecnología no solamente invade toda la actividad industrial, sino también participa profundamente en cualquier tipo de actividad humana, en todos los campos de actuación. El hombre, moderno utiliza en su comportamiento cotidiano y casi sin percibirlo una inmensa avalancha de contribuciones de la Tecnología: el automóvil, el reloj, el teléfono, las comunicaciones, etc.
A pesar de que exista conocimiento que no pueda ser considerado conocimiento tecnológico, la Tecnología es un determinado tipo de conocimiento que a pesar de su origen, es utilizado en el sentido de transformar elementos materiales –materias primas, componentes, etc. –o simbólicos –datos, información, etc.-en bienes o servicios, modificando su naturaleza o sus características.